Pedro G. Romero

"Por supuesto, era imposible que la imagen que imaginábamos existiera. En el Abrazo de Bergara veríamos a los dos generales abrazándose en un retorcimiento salomónico, como cadenas de ADN, helicoidales, rizomáticos, mientras los caballos daban vueltas en círculos, sí, como mulos en una noria. Lo comentaba con Juan Luis Moraza, con Idoia Zabaleta, con Mikel Alberdi. Espartero y Maroto se retorcían como una soga bien trenzada, los caballos cabeceaban en su caminar, arriba y abajo, menos que cabalgar, menos que andar, y, claro está, había miles de dibujos y grabados en el Museo Zumalakarregi que podrían servirnos para esta animación. Queríamos que fuera emblema de Tratado de Paz, su alegoría más íntima. La condición de extranjero, de forastero, de maqueto se nos recordaba constantemente, aquél manchego, casi coreano, y aquél murciano, casi charnego, entrelazados, sudaban una mezcla de tinta y tinto. Apenas unas gotas de tintero con las que brindar, firmar los acuerdos con el Museo, los préstamos, los paseos a Ormaiztegi, los fandangos y el txistu, ¡todo fue alegría!."Pedro G. Romero. Artista. Comisario de la exposición Tratado de Paz.
Pedro G. Romero
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