Conspirador
Cuando las tropas napoleónicas invadieron la península se alistó en la guerrilla del Empecinado. Al finalizar la guerra se exilió y comenzaron sus andanzas por el mundo. En México, La Habana, New Orleans, Portugal, Gibraltar, Tánger, Alejandría, Grecia.... Falsificaba documentación y publicaba grandes mentiras premeditadamente, siempre con el objetivo de apoyar la causa liberal . Se dedicaba al espionaje y la conspiración, para dividir las fuerzas del enemigo. Organizaba proyectos imposibles constantemente y cuando fracasaba salía huyendo.
A la vuelta del exilio, en 1820, continuó conspirando incluso contra el gobierno liberal moderado. Removía los ambientes radicales en las ciudades y huía a otras antes de que lo encarcelaran. Así anduvo de Madrid a Zaragoza, Barcelona, Canarias, Cartagena, Malaga...
Durante la Primera Guerra Carlista, jugó un importante papel donde se mezclaban las labores diplomáticas, de espionaje y de intoxicación, para provocar divisiones entre los carlistas, la Corte de Don Carlos y los soldados campesinos. Para ello extendía rumores y documentos falsos, creando desconfianza entre los oficiales y desánimo entre los soldados. Llegó a crear un archivo completo- "el Simancas" lo llamaba él - con documentación falsa en la que los generales se acusaban unos a otros de traiciones y fracasos.
También trató de secuestrar a Don Carlos e incluso escribió y difundió un folleto en euskara: "Euscaldun necazari batec ojalatero bati escribitzen dion carta". ( "Carta que escribe un campesino vasco a un ojalatero) Se llamaba "ojalateros" a los miembros de la corte de Don Carlos, que en lugar de luchar se dedicaban a criticar a los verdaderos soldados. Al parecer porque se pasaban el día ojalá esto y ojalá aquello. Esta carta denunciaba el que los ojalateros vivieran y engordaran a costa de la sangre de los campesinos. La carta la firmó en nombre de un fraile, Fray Ignacio Larraga.
Las actividades conspirativas de Aviraneta favorecieron a la división entre los carlistas, contribuyendo de alguna manera a dar fin a la guerra con el Convenio de Bergara. A pesar de que él mismo publicó varios folletos reivindicando su determinante papel en el fracaso carlista, sus actividades nunca fueron reconocidas oficialmente. Aviraneta, personaje tan literario como histórico, inspiró al escritor Pío Baroja que recogió sus andanzas bajo el título de "Memorias de un hombre de acción" en una larga serie de 22 novelas.