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Las principales batallas de la primera Guerra Carlista tuvieron como escenario las provincias de Cataluña, Aragón y, especialmente, Euskal Herria. Dado que Don Carlos y su corte se instalaron en tierras vascas, fueron los vascos quienes más sufrieron los embates de la guerra. Con el deseo de aligerar esta carga, los carlistas llevaron a cabo distintos intentos de extender la guerra a toda la península. La expedición dirigida por el general Gómez fue la más larga y destacable.
La expedición de Gomez. Museo Zumalakarregi Museoa
Gómez salió el 26 de junio de 1836 de Amurrio con unos efectivos de 2.700 hombres a pie, 180 a caballo y dos cañones. Su intención era desplazar la guerra a Asturias y Galicia, pero seis meses más tarde, y tras haber recorrido toda la península, la expedición volvió a Euskal Herria sin haber cumplido su misión. Gómez tomó Oviedo, Santiago de Compostela, León, Palencia, Albacete, Córdoba, Almadén, Cáceres y Algeciras, en ocasiones tras duras batallas y en ocasiones sin siquiera disparar una sola vez.
No obstante, en cuanto sus soldados dejaron estos emplazamientos, los liberales volvieron a hacerse con ellos, de forma que la misión de extensión de la guerra no pudo cumplirse.
En esos seis meses Gómez libró numerosas batallas con los liberales que le seguían los pasos. Venció a Tello y López en Baranda y Matilla, en cambio, Alaix y a Espartero le obligaron a retirarse en Escaro y Villarrobledo. Los generales Rodil y Narváez también intentaron dar caza a Gómez. En algunos momentos, tras sus 6.000 hombres (teniendo en cuenta a los carlistas que se le sumaron por el camino, hasta el mismo Cabrera en algún momento) se contaron 25.000 soldados liberales, pero éstos no lograron destruir la expedición a pesar de intentarlo en numerosas ocasiones.
GOMEZ, A. "Parte de la acción de Villarobledo" . Panorama español, crónica contemporánea. Tomo III. Madrid, 1845
En cualquier caso, y como escribiera Stendhal en una de sus novelas, la expedición de
Gómez demostró que los españoles no eran ni carlistas ni liberales. Si hubieran sido carlistas, éstos habrían ganado la guerra después de haber conquistado casi toda la península, cosa que no sucedió. Si hubieran sido liberales, no habrían dejado que un grupo de 3.000 carlistas completara tamaño recorrido.
El fracaso de Gómez queda reflejado claramente en el juicio al que le sometieron los carlistas al volver a Euskal Herria, acusándole de no cumplir las órdenes recibidas y alegando que en lugar de ampliar el ámbito de la guerra a Asturias y Galicia se había dedicado a recorrer la península haciendo caso omiso de las instrucciones de sus superiores. Este proceso se alargó hasta el fin de las Guerras Carlistas, por lo que Gómez no recibió castigo alguno.