En el último tercio del siglo XIX, 1870, los adelantos técnicos posibilitaron la publicación de imágenes de gran tamaño a todo color a un precio asequible. Pero fue la libertad de expresión, pese a los muchos obstáculos que seguía encontrando, su principal promotora: por un lado, el humor permitía desviar más fácilmente las tijeras de una censura algo más permisiva; por otro, el largo camino que faltaba por recorrer hasta la normalización política hacía que arreciaran las críticas al sistema y los gobiernos que lo sustentaban.
La variedad y evolución de los numerosos partidos y tendencias políticas y sociales, la pequeña tirada y reducido espacio geográfico por el que circulaban las publicaciones, así como los cambios de nombre para huir de la censura, provocaron el nacimiento y extinción de cientos de revistas más o menos peródicas. Algunas sólo publicaron un número; otras muchas duraron años bajo diferentes nombres; algunas nacieron como secuela o incluso oposición de otras...un auténtico hervidero.
A menudo, los títulos y subtítulos resultan sumamente reveladores de sus intenciones y estilo.